viernes, 28 de abril de 2017
La primera vez que me enamoré de alguien sentí que todo lo que estaba detrás de esa persona se desvanecía. Era tan pequeña. El primer amor siempre está teñido de ternura, inexperiencia, suposiciones. El primer amor es impactante porque es el que nos demuestra que somos capaces de amar y ser amados. Nos devela una fuerza vital y misteriosa que se presenta en raras oportunidades pero que tiene la fuerza de arrastrarte junto con toda tu voluntad de resistirte
Es como decía Gabriel García Márquez, los síntomas del amor son muy parecidos a los del cólera. Después de todo ¿Quién dijo que el amor no es una enfermedad?
No lo idealices, no. El amor puede ser algo espantoso. La pérdida, el desengaño o el amor no correspondido nos lacera, nos quema por dentro, nos corrompe.
Una vez me dijeron "el amor es como una amistad en llamas". Mentira, no, para nada. La amistad es siempre sobre la solidaridad, la horizontalidad. El amor es otra cosa. Nos pone a prueba, nos hace estar ansiosos, insatisfechos. Te mantiene despierto al borde de la histeria.
Odio el amor, odio la idea del amor. Odio que el amor te vuelva débil, vulnerable. Odio que te atraviese el pecho, que te quite la respiración. Odio el amor porque cuando amo ya no soy yo misma, soy algo mejor.
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