domingo, 20 de septiembre de 2015

Sobre la tristeza



El optimismo está sobre valorado. De la melancolía se puede extraer buen material. Quiero decir, es frecuente escuchar que en tiempos hostiles debemos poner "buena cara" o algo parecido. "Transformar la energía negativa en positiva", entre otras cosas. Los partidarios de la buena vibra y los colores llamativos parecen desconocer que gracias a la tristeza y el sufrimiento se han podido concebir las piezas artísticas más deslumbrantes.
La complejidad del "ser triste" requiere, simultáneamente que no se abuse de este recurso. Ser melancólico no implica "ser depresivo". La melancolía es más bien un estado de humor neutro, azulado. Es inherente a la vida misma porque no es posible atribuir a los seres humos un estado de euforia o de depresión perpetuos. De alguna u otra forma tendemos a ubicarnos en un lugar de contemplación. Ese estado de expectativa es lo que nos motiva a salir a buscar algo que le de sentido a nuestras vidas. Nuestro afán exploratorio se nutre de un vacío existencial que no podemos llenar "a priori" y que como decía Spinoza es el lo que nos permite salir al encuentro con otros, buscar pasiones alegres, expandir nuestro Conatus, es la esencia misma de la vida.

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