miércoles, 19 de julio de 2017







Simplemente no supe qué decir. A veces me siento como ausente. Logro disociar me y me contemplo a la distancia. No puedo decir qué es lo que veo pero durante una fracción de segundo ya no estoy sujeta a nada ni a nadie.
Hubo un momento en el que estuve mal, al borde del abismo. Vos me miraste con preocupación y dijiste "parecés un fantasma". Es que yo no comía ni dormía por las noches. A veces la angustia no me  dejaba hacer nada, entonces me acostaba en el suelo y miraba al techo. Algo me conectaba con emociones que hasta entonces me eran desconocidas. Lloraba desconsoladamente. Más por lo que no sabía que por lo que en realidad me pasaba.
 Yo, inerte, proyectaba mi mente hacia otros lugares. Armaba realidades paralelas, conjeturas sobre mí y sobre la vida de otros. Otros que ni siquiera conocía, que probablemente nunca hayan existido.
El tiempo transcurría de forma anónima. Horas, días o semanas colisionaban y perdía la noción del tiempo.
Esa vez que me viste, (que ¿me alertaste?) supe que algo andaba mal. Te enojabas conmigo porque decías que estaba "transparente". "Tenés que comer" "Si seguís así no vas a poder estudiar, no vas a poder hacer nada" Recuerdo que en esa época tenía frío todo el tiempo. Entonces me abrigaba de más. Iba por la calle caminando completamente alienada.
Todo esto, infiero,  era un poco la exteriorización de mi condición íntima. Ese espacio recóndito que se negaba a salir a la vida.
Los días lluviosos me angustiaba, los días soleados me molestaban porque al asomarme por la ventana la luz me lastimaba los ojos. Mis ojos durante esos días se habían acostumbrado a las penumbras del departamento, a la luz artificial. Leía como si eso fuese una experiencia ineludible.
No quiero con esto solemnizar lo que ocurría, simplemente era así.
En ocasiones vuelvo a experimentar todas esas sensaciones y me quedo como expectante. Camino sobre el tiempo que sigue transcurriendo de forma anónima.
A veces deseo salir de ese trance. Otras veces lo necesito porque a pesar de que vos no lo entiendas y de que nadie esté de acuerdo eso es parte de lo que soy. Una expresión contradictoria de todo lo que no tiene sentido. En las sombras paradójicamente me sentía a salvo. Por un momento fugaz sentí que todo tenía sentido. Eso no duró. Pero en aquel entonces me sentía a salvo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario