viernes, 22 de febrero de 2019





"El yo consciente, que es el predominante y el que tiene el poder de desear no desea sino ser el único" 
·Orlando Virginia Woolf
La manifestación promiscua de intenciones, con frecuencia contingentes, que se entraman subrepticiamente.
El deseo infausto vuelto ambición que se erige sobre la ausencia.
La voluntad sobre lo incierto, lo ajeno, lo inaudito.
La promesa intempestiva de un "yo" que desea consciente de que es consciente. Consciente de que desea. Un "yo" replegado sobre su propia carencia y en la necesidad por saciar su apetito converge con el mundo. 
Quizás esa sea la única prueba irrefutable de la existencia, un espasmo precipitado al universo que se responsabiliza sobre la racionalidad de sus impulsos  primarios. Nada más racional que el deseo transformado en experiencia pura, un presente que perece tras el conatus, o la perseverancia intrínseca que habita en las cosas, en el propio ser. 

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