sábado, 10 de junio de 2017








La luna:
 Tradicionalmente ligada a las mujeres. El espejo traslúcido de la condición femenina.
Todo su brillo resplandeciente. Satélite pletórico de simbolismos adjudicados.
La luna y las mujeres. Una historia de súplicas y de llantos. Una historia de veneración, de múltiples cultos.
 Su aura protectora se cierne sobre nuestras cabezas augurando un futuro de promesas posibles.
Nos protege. En ella vemos la realización de nuestro espíritu indómito y rebelde. Siempre expectante, rebalsada por un cielo oscuro colmado de profundidad e infinito.
Para nosotras, la luna se erige como un talismán protector que nos provee de bondad y calidez maternal.  El recuerdo del eterno retorno a la mujer que nos dió la vida.  La luna, es entonces,  la madre de todas nosotras.



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